HAPPY KIDS TE ENSEÑA
GRUPO: ABEJITAS FECHA: 30 DE OCTUBRE DEL 2020

El padre y la madre, junto a sus hijos forma una comunidad basada en un hogar común y las interrelaciones afectivas que establecen. Dentro de esta comunidad los principales educadores son los padres y las madres que se encargan del bienestar de la salud física, de establecer las normas de convivencia y de moldear las conductas de los pequeños.


La comunidad familiar además de ser la transmisora de la herencia genética, representa el primer contexto social donde el niño y la niña se desenvuelven. Es el pilar básico de la educación y la socialización porque la personalidad
infantil se forma en relación con los demás. De la calidad de sus primeras experiencias va a depender la madurez y el equilibrio emocional que tenga en el futuro.


En el entorno familiar, el niñ@ necesita sentirse atendido, acogido, comprendido y amado emocionalmente es
muy importante que se respete la individualidad y la dignidad del niñ@; nunca debe sentirse un capricho o una
propiedad de los padres, sino el fruto de un deseo mutuo. La familia asume la responsabilidad de ayudar al niñ@
y dirigirle hacia la madurez ofreciendo, gradualmente, mayor libertad y autonomía que le ayudan sentirse útil, a
responsabilizarse de sus actos y asumir las consecuencias que se derivan en ellos.

El amor de la pareja hacia al niñ@ facilita que se cree un clima de aceptación, respeto, seguridad, confianza y afecto. En este clima no tienen cabida los juicios de valor ni las comparaciones, así como las luchas de poder o las expectativas desajustadas.


La responsabilidad de padres, madres y educadores es mostrar el camino para que el niñ@ forme parte activa de la sociedad en la que está inmerso. Vivir en sociedad implica superar pequeñas frustraciones y dificultades diariamente. Los padres y madres protectores en exceso evitan que el niñ@ se enfrente a problemas cotidianos, toman la iniciativa por él y le facilitan todo. Actúan de este modo convencidos de hacer lo mejor por sus hijos, pero a medida que crecen, estos se sienten ineptos, inferiores, inseguros y dependientes del padre o de la madre.


Los hogares permisivos donde los niñ@s hacen lo que les place, no educan adecuadamente. Desarrollarse en este ambiente los convierte en desordenados e inseguros incapaces de realizar el más mínimo esfuerzo para conseguir
un objetivo no adquieren una conciencia que dirija su conducta y no disponen de capacidad para interiorizar normas morales. Estos hogares suelen ser frutos de padres egoístas, que no están dispuestos a molestarse y tienen desinterés por la educación de sus hijos.


El entorno familiar, como contexto social se debe establecer un aserie de normas, pero esto no justifica que se convierta en un hogar excesivamente normado e inflexible.


Se puede ejercer la autoridad con firmeza, dialogo y tolerancia. No se trata de mandar como ejercicio de poder, ni de discutir e imponerse por la fuerza sino de buscar la razón y la coherencia que ayuden a formar conductas
responsables.


La familia es el modelo principal que el niñ@ quiere imitar, es espejo donde se mira; siempre hará lo que ve hacer, no lo que se le diga que haga, también imitara comportamientos en los que observe resultados eficaces sin
discernir si están bien o están mal.


No existen hogares perfectos porque los seres humanos no son perfectos, tampoco existen los hogares totalmente destructivos, el amor incondicional del padre y de la madre lleva a buscar el bienestar de los pequeñ@s ofreciéndoles además de cuidados físicos, el sustento emocional para que alcance progresivamente el desarrollo óptimo de sus capacidades.

Manuela Corrales Peral, Rosa María Peral, Rosa María
Iglesias Iglesias, Marisol Justo de la Rosa, María Teresa
Sánchez Cordero, 2009.de esta edición Editorial Luis Vives 2019

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